En el desarrollo de los renders presentados, nuestro enfoque se centró en la precisión y la fidelidad a las especificaciones previamente establecidas por el cliente.
A lo largo de este proceso, la coherencia visual fue una prioridad, asegurando que cada elemento en los espacios representados mantuviera una uniformidad estética y funcional.
La iluminación jugó un papel crucial, no solo en la definición de la atmósfera de cada espacio, sino también en la forma en que interactúa con los diferentes materiales. Se realizó un meticuloso trabajo para simular condiciones de luz natural y artificial que reflejaran de manera realista las características y texturas de los materiales, desde superficies reflectantes hasta texturas más opacas.
La composición de cada imagen fue cuidadosamente planeada para guiar la mirada a través de los espacios de manera intuitiva, utilizando la disposición de los objetos y la perspectiva para crear un flujo visual coherente.
La elección de las perspectivas de la cámara buscó no solo capturar la esencia del diseño, sino también presentar los espacios de manera equilibrada y clara.
En cuanto a la postproducción, se aplicaron técnicas sutiles para ajustar el color, la claridad y el contraste, siempre con el objetivo de que cada imagen se mantuviera fiel a la visión y las expectativas del cliente. Este ajuste final aseguró que los renders finales fueran tanto una representación precisa como una interpretación visualmente coherente del proyecto.
Este proceso no buscó reinventar ni añadir elementos no solicitados, sino representar con la mayor precisión posible las directrices dadas, respetando la visión y los requerimientos específicos del cliente.
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